El agua también mata

qué mamas, triste criatura?
¿No sientes que, a mi despecho,
Sacas ya del flaco pecho
Por leche, la sangre pura?”
Miguel de Cervantes, La Destrucción de Numancia, 1585
Este extraordinario texto de Cervantes, escritor del magnánimo “Don Quijote de la Mancha”, refleja los momentos que tiene que atravesar Numancia por el asedio del imperio romano encabezado por Escipión. En la obra se muestra la hambruna y desesperación que la comunidad tiene que atravesar por el hostigamiento romano.
Más de 400 años después, esa avaricia colonialista tiene otro rostro pero produce las mismas consecuencias, reflejo de esto es la situación que se vive en La Guajira donde 4770 niños murieron, entre 2010 y 2018, por desnutrición, Paradógico no es verdad?, más aún cuando La Guajira es una de las regiones de Colombia con mayor cantidad de recursos económicos, prueba de esto son los 313 mil millones de pesos que generó en regalías la empresa minera Cerrejón durante el primer semestre de 2018 o, “las salinas de Manaure” donde se producen, mensualmente, miles de toneladas de sal que se venden en todo el país.. Pese a la riqueza que este departamento genera, La Guajira ocupa el segundo puesto, detrás del Chocó, de personas en condición de pobreza extrema.
Triste posicionamiento para una región tan rica pero cuya pobreza se acentúa no solamente por el saqueo de los recursos sino también por la corrupción. Ésto, es igualmente un eslabón muy importante en esta cadena de la indiferencia, la cual ha cobrado y cobra tantas vidas en la Guajira al igual que juega un papel primordial en la destrucción de los recursos naturales. No es por gusto que en 24 años (de 1993 a 2017) hayan pasado 12 gobernadores, 4 de los cuales fueron destituidos e inhabilitados por la Procuraduría y al quinto se le formuló pliego de cargos. A ello habría que agregar que tres fueron condenados por la Corte Suprema de Justicia y a dos de ellos el Consejo de Estado les anuló su elección.
A pocos kilómetros de Uribia, capital indígena de Colombia, y de Manaure, se encuentra la comunidad de Shiruria, cuyo sello distintivo es la contaminación del agua freática que utilizan para beber, alimentar a los animales e incluso, que por filtración subterránea, hidrata los cultivos. Esta agua contiene 80% de coliforme fecal dado que en Uribia las lagunas de oxidación se conectan de manera subterránea con el cauce del río, contaminando todo el afluente, lo que ocasiona desde enfermedades como desnutrición aguda, gastroenteritis y taquipnea, entre otras. Consecuencia de esto es la muerte de 5 niños en los últimos años.
16 años son los que esta comunidad ha dedicado, insistentemente, a realizar diversas denuncias a la Defensoría del Pueblo, Ministerio de Salud y otras entidades de Uribia. Todas estas peticiones terminaron siendo desoídas y una vez más, como es costumbre en esta región del país, la corrupción ha cobrado vidas y ha ocasionado daños irreversibles tanto para jóvenes como para adultos.
Desde Manos Limpias, nos comprometemos a hacer un seguimiento de este caso en particular. Consideramos que el hecho de poder acompañar y apoyar esta comunidad, permitirá que, más temprano que tarde, este vertimiento de agua contaminado sea removido o relocalizado, y que la comunidad de Shiruria pueda, al fin vivir, un poco más dignamente.
Fuentes:
Julián Rouvier
Fundación Manos Limpias